jueves, 24 de julio de 2008

Qué les pasa a los hombres??

Ayer por la tarde quedé con Sebastian. Es argentino, filósofo por naturaleza, de los que se han tragado a su psicoanalista, fumador empedernido, torturado por la vida, divorciado de una inglesa y con dos niños pequeños,cantante ocasional de tangos, ávido lector de todo cuanto cae en sus manos. Emana nostalgia porteña por todos los poros de su piel.
Nos conocimos hace poco, unos dos meses, de la manera mas casual en la cola de Tesco. Resultó que conocíamos a gente en común y comenzamos a quedar de vez en cuando. Sebastián tiene 41 años y una vida digna de telenovela.

Ayer salimos a tomar unas pintas. Tras hablar de lo divino y lo humano, intentar arreglar el mundo, pasamos a regocijarnos en nuestras miserias sentimentales, en nuestras penurias al vivir lejos de quienes nos quieren y nos entienden. Estábamos en un pub con música en directo y nos costaba entendernos por lo que decidimos sentarnos los dos en el mismo banco de madera. Seguíamos hablando del amor, del matrimonio, del divorcio, de como alguien te puede romper el corazón en mil pedazos y hacerte perder el norte y, de repente, me besó.
Otra vez la misma historia? A riesgo de parecer superficial o insensible , lo primero que se me vino a la cabeza era que alguien se estaba riéndome de mí a mi costa, que había una cámara oculta siguiendo mis pasos y los que me rodeaban, incluyendo Sebas, eran actores.
Por la cara que puso él creó que la situación le contrarió más que a mí. Esta vez yo no tenía escapatoria ni podía escabullirme hacia la barra con la excusa barata de pedir otra cerveza. Esta vez Sebastián merecía una explicación. Yo sabía que el no buscaba pareja, ni siquiera sexo. Lo único que necesita es una persona que le ofrezca compañía y buena conversación y le haga los días más llevaderos en Londres.Pero esa mujer que busca no puedo ser yo.
No necesito envolverme en otra historia sin haberme deshecho de la mía, ni tan siquiera tener a alguien a mi lado que me recuerde lo absurdo y patético que puede llegar a ser el juego del amor.
Sebastian me confesó que sentía algo por mí, que le gustaba estar conmigo porque volvía a sentirse libre y joven. Su separación le había echado unos cuantos lustros encima y necesitaba sentirse vivo al lado de otra mujer.
Terminamos la cerveza y nuestro encuentro vespertino.Lo zanjamos con un abrazo y un hasta pronto. Quiero pensar que será así, aunque me temo lo contrario.Me dejó una sensación amarga que dificilmente puedo explicar.
Hoy apenas he dormido y tampoco sé explicar muy bien el porqué. Creo que hice lo correcto. Ahora, que es cuando menos lo necesito, se suceden estas situaciones incómodas que me resultan muy violentas de afrontar porque estoy especialmente sensible.
Acaso estoy a prueba?

1 comentario:

Boomings dijo...

Hola Olivia!

Acabo de leerme tu blog entero. No sabes cuánto te comprendo... Yo estuve 4 años con alguien y tuvimos un final muy similar...

Sin duda, te seguiré visitando...

En cuanto a este post en comcreto: si Sebastian ya sabe qué es lo que quieres y lo que no ya es mayorcito para tomar sus propias decisiones y atenerse a las consecuencias... y si no tiene bastane con eso que te lo diga y sino pues a lo tuyo!

Un abrazo y ánimo