miércoles, 12 de noviembre de 2008

En el médico

Eran las 8 de la mañana de un ambulatorio de barrio cualquiera abarrotado de jubilados y de madres con bebes llorones. La enfermera abre la puerta y se dirige a la chica que estaba sentada en el último banco para informarla de que es su turno.

La chica entra a la consulta donde le espera el doctor:
-Señorita, qué le ocurre?

-Pues, que llevo varias noches sin dormir, estoy algo nerviosa, no tengo ganas de comer, me tirita el pulso, se me caen los platos, los vasos, los bolígrafos… y se me va el santo al cielo.

-¿Cómo es eso?

-Pues se me olvidan las cosas, ayer mismo estaba haciendo una mayonesa para la cena y se me olvido la sal y lavar los huevos. Esta mañana estaba haciendo café y me sonó el teléfono y me marche de la cocina mientras la cafetera hervía y no sabe Usted el desastre que he armado

-Y ¿desde cuando le pasa esto que me cuenta?

-Desde hace casi una semana, que volví de un viaje donde por cierto me lo pasé muy bien y conocí a alguien

-Ya veo, ya

-¿Es grave?

-Según se mire. Si va a conseguir incendiar su casa o acabar con la vajilla de su madre, puede que tenga un problema serio. Sino, le recomiendo reposo y tranquilidad y que disfrute del momento. Esto se cura solo.

-Muchas gracias, doctor


Me temo que a partir de ahora voy a ser monotemática pero estoy tan contenta que siento la necesidad de contárselo a todo el mundo, y por supuesto vosotros no vais a ser menos.

martes, 11 de noviembre de 2008

Back

Cuando decidí hacer mi pequeña escapada no sabía exactamente hacia donde me dirigía ni que pretendía encontrar. Estaba tan preocupada por huir que no era consciente de que nos deparan sorpresas insospechadas a lo largo de nuestro camino. Siempre he pensado que esta es una de las cosas más maravillosas de la vida: la capacidad de dar un giro al guión. Cuando crees que ya no puedes más y la desesperación te invade, siempre aparece una luz al final del túnel. Siempre. Y a mí eso se me había olvidado.

Otra de la cosas que más me gustan de esta vida es la interacción con otros seres humanos. Escuchar, hablar, reír, llorar. Todos tenemos algo que aportar y todos ayudamos a enriquecer la vida de los que están a nuestro lado o en algún momento determinado se cruzan en nuestro camino. Siempre he dicho que las conversaciones más interesantes son aquellas que se mantienen con desconocidos. No es necesario poner un escudo para no mostrar aquello que las convenciones sociales impiden que hagas, simplemente te exponen tal y como eres, sin ese miedo a ser juzgado, a revelar cosas que los demás no quieren que cuentes.

Este viaje me ha servido para ser consciente de que los amores pasados no se recuperan, que los futuros no se pueden negar, que miles de besos y abrazos nunca son demasiados ni suficientes, que no soy sólo yo la única que tiene confianza ciega en la bondad del ser humano, que sonreír es el regalo más valioso que se puede hacer a alguien y que el miedo a amar y ser amado se puede superar porque es tan solo miedo.

En este viaje he conocido a alguien muy especial.

¡Y no puedo dejar de sonreír!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Out

Mucho se ha escrito acerca de la felicidad y todo lo que he leído apenas me convence.

He llegado a la conclusión de que puede que no seamos nosotros los que busquemos la felicidad sino que sea ella la que elija los senderos, la que nos encuentre. Tengo la sensación de que ahora estoy en el lugar equivocado, es por eso que me voy unos días (de hecho cuando leáis esto ya me habré ido) a ver si consigo hacerle señales de humo y viene a rescatarme.

Espero regresar con ella en unos días.

Sino, al menos habré aprovechado para estar cerca del mar.

¡A la vuelta me pongo al día con vosotros!