Time goes by

Al final me surgió un plan para el fin de semana. Me llamó una amiga que vive a las afueras para salir a cenar con ella y unos amigos suyos. Terminé cenando pasta en casa de un noruego que era monisimo, un Adonis, un maromazo en toda regla, pero soso soso donde los haya. Eso sí, era tan soso que hacía gracia. De hecho nos amenizó la noche con sus movimientos espasmódicos sobre la pista y terminamos todos bailando como el en mitad de la discoteca y riéndonos a carcajadas.Menos mal que aquí lo del sentido del ritmo lo llevan un poco mal, así que creo que no desentonamos mucho.

Se hizo tarde para volver a casa y me quede en casa de mi amiga, que vive sola.Nos pasamos todo el sábado en pijama recordando viejas historias de la infancia como los programas de la tele y los anuncios. Os acordáis de la señorita Duval metida en la bañera anunciando un gel que utilizaba “por norma”? Es uno de mis primeros recuerdos infantiles, yo metida en la bañera con el frasco de aquel gel rosa que olía de maravilla y mi madre tratando de quitármelo. Desde hace años no lo he vuelto a ver en las estanterías del súper. Creo que ya no lo fabrican, pero cada vez que algo huele parecido, me acuerdo de aquellos instantes con mi madre hecha una furia llena de espuma hasta las cejas.

Después hicimos un repaso por la adolescencia y los grupos musicales que nos marcaron. Curiosamente a las dos nos gusta una música bastante parecida así que la selección musical estaba clara. Terminamos subidas en el sofá pegando berridos cantando canciones de Guns´n Roses y demás pelanas (como diría mi padre) utilizando el body milk como micrófono. Y lo que nos gustaban los melenudos en el instituto? A mi melenudos y raros. Lo de melenudos pasó a la historia básicamente porque con las edades en las que estamos, quien más y quien menos tiene ya entradas (sin ánimo de ofender) y lo de los raros, pues para que voy a mentir: me gustan los raros. Siempre me han gustado y siempre me gustarán. Tengo un amigo por ahí que dice que son la fuente de mis desdichas, que todo me iría mejor si me gustaran más “normalitos”. Como no se a que se refiere con eso de “normalito”, nunca le hago caso.

Mi amiga y yo tuvimos tiempo de hablar de un montón de cosas: de música, de cine, de amor, de desamor (de eso sobre todo…) y aparte de acercarme más a ella, me di cuenta de que los años no pasan en balde.Me estoy haciendo irremediablemente mayor. Eso solo ocurre cuando miras hacia atrás y crees que los tiempos pasados fueron mejores y te asusta lo que vendrá mañana pero también eres consciente de que hay muchas cosas aguardándote ahí fuera.

El sábado volvimos a salir de fiesta (esta vez sin el salmón noruego) y ya el domingo regresé a casa,con sueño, dolor de espalda y con los ojos como tomates después de haberme pasado todo el fin de semana con las lentillas puestas, pero con la certeza de que ha sido un fin de semana absolutamente genial.